lunes, 1 de enero de 2001

Capitulo VI

Michael yacía en el suelo muerto, como de costumbre. Alguien, nadíe sabía quién excepto yo, y no os lo digo para joderos y dejaros con la intriga, le tendió su mano regordeta a Michael, y lo levantó resucitándole.

-Gracias amigo- Dijo Michael al Boeing 747 encapuchado -¿Sería indiscreto preguntarte quién eres?- Preguntó de nuevo mientras bostezaba macarrones

-Pues bla bla bla bla bla bla- Dijo La Bruja Lola

-Reflexión dudosa a la par que inquetante amigo Johnsons Baby- Gritó el Helipuerto viviente

-¿Por qué dices eso? ¿Por qué conviertes esta discusión en un Pteratorinosaurio?- Inquirió Michael

-¡Oh, Michael!- Dijo la Mona Lisa -Tu sabes que el nombre de esa mosca no existe...

-¿Qué no existe? ¿Qué no existe? Perdona, ¿De qué estabamos hablando? Me he despistado mientras bailaba con lobos.

-Decías no se qué de una cosa extraña al parecer coincidente con el angular inversamente Grecorromano de aquella forma jurásica...

-Francamente, prefiero hablar de mierdas- Dijo la mosca cojonera

-¡Tu siempre hablando de mierda cojona!- Dijo Choches, la limpiadora malvada de St. Kitts & Nevis

Pero mientas hablaban un bucle espacio-temporal se abrió en el rellano de la casa de Los Simpson. Nunca Melbourne había sufrido una catástrofe artificial de estas características. Sería el fin del Cricket como lo conocemos actualmente. Michael dormía tranquilamente en su casa, un banco del parque. ¿Quién salvaría ahora el mundo?

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