Michael se retorcía en el suelo agonizando sobre una gran mancha de rojo carmín, su sangre, que salía a borbotones de el boquete que una bala había abierto en su abdomen. Entonces llegaron Mario y Luigi, acompañados de Raichu, y lloraron por la muerte de Michael.
-¿Qué hacemos ahora Luis Alfonso de las Mercedes? ¿Qué hacemos sin Michael?
-Debemos continuar- Dijo Gandalf -Pero mi padre no nos deja comprar chuches
-¡Maldito seas mago rojo! ¿¡Por qué!? ¿Por qué eres tan cruel?
-Calma Guillermo- Lo tranquilizó Gretel. Todo va a salir bien
-¿Cómo puedes estar segura de eso?- Inquirió el pato Lucas
El ambiente estaba tenso, se podía cortar con cuchilla. Tras la muerte de Michael las moscas no eran moscas. Ahora eran escarabajos
-La mejor opción sería ir por la gruta- Dijo un rastafari que pasaba por allí.
-Batman tiene razón- dijo la lechuga con patas -No podemos cruzar el río
-No digas eso Ramoncín, no te des por vencido
-¡¡¡Oh, no!!! ¡¡¡Alligators!!!
-Maldita seas Lucie, ¿No te habías dado cuenta?
-No, madre- Dijo Arguiñano
-Pues es demasiado tarde. El FBI ha llegado.
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